VERACRUZ, Ver; 25 de noviembre de 2025 – Escuchamos una y otra vez que la educación es la clave para que Veracruz progrese. Las autoridades lo repiten como un mantra: la escuela es el “motor del bienestar”. Y tienen razón, en teoría. La gente mejor preparada produce más, innova y, a la larga, hace crecer el dinero que circula en el estado (el PIB).
Pero si de verdad queremos que la educación cambie el juego económico de Veracruz, necesitamos ir más allá de las buenas intenciones y poner lupa en dos problemas graves: ¿qué estamos enseñando? y ¿para qué lo estamos enseñando?
La Gran Desconexión: Títulos sin Trabajo
Veracruz tiene una economía potente pero tradicional: somos fuertes en puertos, petróleo y agricultura. El gran desafío es que lo que se enseña en las aulas no siempre encaja con lo que estas industrias de alto valor necesitan.
- Puertos y Logística: Nuestros puertos son cada vez más modernos. Necesitan ingenieros especializados en sistemas automatizados y gente que sepa de comercio internacional avanzado, no solo de contabilidad básica.
- Energía: Con la transición energética, requerimos técnicos y geólogos que entiendan de energías limpias y de nuevas tecnologías de extracción, no solo del modelo petrolero clásico.
Cuando la escuela gradúa a muchos profesionistas en áreas saturadas o poco especializadas, pasa algo muy frustrante: no encuentran trabajo en el estado o deben aceptar empleos mal pagados. Este desajuste provoca que el talento joven se vaya a ciudades con más oportunidades (la famosa fuga de cerebros), y la inversión en su educación se pierde para Veracruz.
La Educación como Herramienta Social
El otro lado de la promesa es el “bienestar”. Esto se traduce en algo muy concreto: la educación es la mejor herramienta contra la pobreza.
Cuando un niño de una zona rural o indígena accede a una educación de buena calidad, tiene más posibilidades de conseguir un mejor trabajo que sus padres. Esto rompe el ciclo de la pobreza y reduce la desigualdad. Al final, el estado tiene menos personas dependientes de ayudas y más ciudadanos productivos.
Sin embargo, para lograr esto, no podemos tener escuelas de primera en las ciudades y escuelas de tercera en las comunidades. La disparidad en la calidad de la enseñanza básica entre el campo y la ciudad es el gran obstáculo para una sociedad justa y productiva en el futuro.
Lo que el Motor Necesita: Dinero e Inteligencia
Para que la educación sea el motor de desarrollo, la inversión pública debe ser inteligente y constante. No basta con pagar sueldos y pintar paredes; se necesita:
- Blindar el Presupuesto: El dinero para mejorar la calidad educativa (laboratorios, tecnología, capacitación a maestros) no puede ser lo primero que se recorte cuando hay crisis fiscales. Debe ser un gasto sagrado.
- Medir Resultados Clave: Dejemos de contar solo cuántos alumnos se inscriben. Hay que medir cuántos egresados encuentran un trabajo relacionado con su carrera y cuánto mejor es su sueldo promedio. ¡Esas son las métricas económicas!
- Unir Escuela y Empresa: Se deben crear lazos reales donde las universidades y las empresas del puerto o de la industria energética trabajen juntas para diseñar los planes de estudio. Así se asegura que cada título dé valor agregado a la economía local.
En resumen: La educación es, de lejos, la mejor inversión que Veracruz puede hacer. Pero un motor, por potente que sea, necesita combustible (presupuesto), aceite (calidad y pertinencia) y una dirección clara (alineación con la industria) para funcionar. Si no gestionamos estos factores con inteligencia, la educación seguirá siendo una promesa bonita, pero ineficiente.



