José Guadalupe Altamirano Castro
Licenciado en Pedagogía y Licenciado en Derecho, Maestro en Administración Pública, Maestro en Derecho Procesal Penal, Doctor en Derecho. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT, Nivel 1. Miembro del Padrón de Investigadores del Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (COVEYCIDET). Actualmente es Profesor-Investigador de El Colegio de Veracruz.
Gobiernos Profesionales
La modernización implica una sacudida propositiva en el ánimo de la mejora en las prácticas de antaño que han dejado de tener vigencia en los tiempos actuales, es decir se hace necesaria la renovación de los sistemas, métodos y herramientas con las que se ejecutan las actividades. Los “tiempos modernos” demandan la actualización y renovación en todos los sentidos, por supuesto que ello implica la forma de pensar y de hacer.
En esta dinámica los gobiernos no pueden permanecer estáticos ante la necesidad del cambio, donde las sociedades demandan prontitud en la prestación de servicios y atención expedita en sus solicitudes. Sobre todo, en los tiempos actuales donde los sistemas digitales, la automatización, la educación en entornos virtuales, la necesidad de realizar trámites de forma virtual, parece que aun cuando venía con crecimiento permanente y continuo hoy se ha precipitado por las circunstancias en las que el problema de salud pública obligó a trasladar el trabajo de oficina en casa en su modalidad virtual y las clases presenciales también en formato virtual desde casa.
En este orden de ideas, la modernización administrativa pretende como objeto primordial promover como mecanismos prácticos la eficiencia y la eficacia para fortalecer los procesos de las instituciones que integran los gobiernos en sus distintos niveles, al igual que contribuir a elevar la calidad profesional, la ética y el sentido de compromiso y responsabilidad con la comunidad, de quienes integran como servidores públicos a la administración pública. Contribuyendo a que la sociedad vuelva a tener confianza en las instituciones y sobre todo en quienes gobiernan haciendo cambios de fondo, desde la raíz que transformen la burocracia y que conviertan al aparato burocrático en un sistema más bondadoso y flexible que resuelva los problemas.
Lo anterior significa que respecto a este apartado referente a la modernización administrativa se revisa desde dos ámbitos; desde el análisis de los postulados como son la “nueva gestión pública”, eficacia y eficiencia en el servicio público, profesionalización, entre otros, que refieren sobre los esquemas teóricos de mejoramiento en la operatividad de la administración pública, y por otro lado la revisión de las conductas y comportamientos manifestados por los servidores públicos dentro del aparato burocrático a través del nuevo institucionalismo y la teoría de la elección pública.
Hace no mucho en nuestro país se comenzó hablar de la “nueva gestión pública”, situación que no debiera de extrañarnos pues muchas de las ideas innovadoras de mejora en diversas disciplinas como la administración se generan en el viejo continente, y años después son replicadas en México. Al menos los argumentos innovadores de la nueva gestión pública, que surge como sistema de mejora en todos los procesos de la propia administración en las empresas privadas y posteriormente adaptadas a los gobiernos, tiene más de 30 años o quizá casi 40, sin embargo, hace muy poco se inició su trabajo serio para adaptarse al contexto de la administración pública en México.
Visto de manera integral el proceso de modernización de la gestión de recursos humanos con esta nueva orientación debe, primeramente, ser un sistema centrado en la profesionalización a través de la capacitación. Ello significa el considerar un abanico de competencias profesionales destinadas a cubrir las necesidades de todos y cada uno de los servidores que integran la administración Pública. En esta forma la competitividad, la calidad y la honestidad, son los atributos de esta nueva administración que el ciudadano exige a su gobierno, para mejorar la calidad de servidores públicos, en la construcción de una sociedad más justa y comprometida con el desarrollo. Así como abarcar a todos los miembros del servicio público o en su caso privado, sin importar su estatus ni su nivel jerárquico, y en segundo término debe abordar todos los aspectos que conforman las capacidades laborales de éstos (Gómez, 2004).
Por otra parte, la incorporación de las nuevas tecnologías de información y comunicación a las tareas gubernamentales ha significado una profunda modernización de la administración sobre costos, agilidad, accesibilidad y otros factores. Sin embargo, la implantación de estas modalidades que con el fundamento de gobierno o gobierno electrónico se cobijan; plantea también una serie de retos que es importante considerar en el proceso de modernización administrativa en el sector público. Se considera que la implementación de esta nueva gestión pública es sin duda un gran cambio no solo para la administración pública, de la misma forma para la administración privada ya que su implementación y correcta aplicación, permite contar con instituciones capaces de desempeñar sus funciones de manera adecuada.
De tal suerte que a la nueva forma de administrar los gobiernos se puede entender como una serie de instrumentos para la mejora de la gestión que lleva incorporados valores ideológicos y administrativos, enfocados en la mejora continua y en brindar servicios de calidad a los ciudadanos. Al mismo tiempo se constituye en una necesidad de transformar la cultura de servicio meramente burocrático-administrativo al de atención y satisfacción del cliente, como ocurre en los sistemas de gestión de calidad, donde hay usuarios externos (clientes, ciudadanos), usuarios internos (servidores públicos de otras Áreas), y proveedores (servidores públicos) para atender las exigencias de gestión y necesidades.
Por ello, el reto de la Nueva Gestión Pública es maximizar, de forma equilibrada, las tres “e” economía, eficacia y eficiencia, así como el incremento de la calidad, en la gestión pública (Parres, 2005). Para llevarlo adelante será preciso que se haya adaptado realmente en los diversos niveles jerárquicos del aparato administrativo la necesidad de revolucionar la cultura burocrática tradicional, para evolucionar a una verdadera cultura de la responsabilidad con base a resultados, que los ciudadanos puedan palpar la implementación de técnicas gerenciales contrastadas y que el nivel de transparencia de la gestión desarrollada haga desaparecer cualquier duda sobre la credibilidad de los avances obtenidos y los beneficios que realmente se pueden alcanzar.
Fuentes de consulta:
Gómez D.L. C. (2004). Desafíos de la nueva gestión pública, por un gobierno con resultados. Memorias. México: INAP.
Parres, G. A. (2005). El reto de la nueva gestión pública, a través de un cambio basado en las personas. En http://lapiedad.org.ar/base/Archivos/pg57-63.pdf


