Por Redacción del CENSAL
Un nuevo descarrilamiento del tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) —el tren Transístmico que conecta Salina Cruz, Oaxaca, con Coatzacoalcos, Veracruz— ha levantado interrogantes sobre posibles afectaciones económicas en inversión, comercio y actividades relacionadas, especialmente en la región veracruzana. El incidente ocurrió este domingo en la comunidad de Nizanda, Oaxaca, sobre la Línea Z, dejando decenas de pasajeros lesionados y varias víctimas fatales, según reportes oficiales y medios nacionales e internacionales.
El tren Transístmico forma parte de una infraestructura estratégica destinada a conectar el Golfo de México con el Pacífico mediante una red ferroviaria, portuaria y logística más amplia diseñada para competir —en capacidad de transporte terrestre— con rutas marítimas como el Canal de Panamá. El proyecto, impulsado desde 2019, ha sido uno de los ejes de las políticas de desarrollo regional y de atracción de inversión, con expectativas de impulsar comercio, empleo y actividades industriales en el sur‑sureste del país y, en particular, en Veracruz.
CIIT: inversión y expectativas previas al accidente
Antes del accidente de diciembre de 2025, la expectativa sobre el impacto económico del CIIT era significativa tanto a escala nacional como para las regiones directamente involucradas:
- El gobierno federal proyectó que, una vez completamente operativo, el corredor podría aportar entre 3 % y 5 % al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, lo que implicaría un impulso considerable para el comercio y la productividad en zonas clave como Veracruz.
• Proyecciones oficiales señalaban que los polos de desarrollo industrial del corredor atraerían inversiones privadas valuadas en miles de millones de dólares, con incentivos fiscales para empresas ubicadas en estos nodos.
• El corredor abarca 33 municipios en Veracruz, con planes específicos para fortalecer infraestructura industrial y logística en territorios como Coatzacoalcos, Texistepec y San Juan Evangelista, generando sinergias entre la actividad portuaria y ferroviaria.
Impacto económico inmediato del descarrilamiento
En el corto plazo, el evento del domingo ha ocasionado la suspensión temporal de operaciones en la Línea Z, lo cual podría traducirse en impactos económicos concretos:
- Interrupción logística:
La paralización momentánea del transporte ferroviario en la ruta principal del CIIT afecta la cadena logística de mercancías que utilizan estos corredores para movilizar bienes entre los océanos. Aunque aún no hay cifras oficiales de pérdidas, cada día de inactividad puede traducirse en retrasos en importaciones y exportaciones, especialmente de mercancías industriales y agrícolas que dependen de rutas eficientes. - Confianza de inversionistas:
Este tipo de incidentes puede elevar la percepción de riesgo operativo, lo que potencialmente encarece el capital para proyectos privados interesados en instalarse dentro de los polos de desarrollo. La incertidumbre técnica y regulatoria también puede ralentizar compromisos de inversión pendientes. Sin embargo, analistas señalan que el impacto dependerá de la rapidez con que se restablezcan operaciones y de la transparencia de las investigaciones sobre las causas del siniestro. - Costos de reparación y seguros:
Además de las vidas humanas y las lesiones, el descarrilamiento implica costos directos de reparación de infraestructura, indemnizaciones y posibles ajustes en las pólizas de seguros industriales y de transporte. Los costos adicionales pueden repercutir en presupuestos operativos del CIIT en 2026.
Escenarios a mediano y largo plazo
Analistas económicos y expertos en logística consideran tres posibles escenarios, siempre supeditados a datos que aún están en curso de recopilación y confirmación oficial:
Escenario A — Recuperación rápida:
Si las operaciones se normalizan en semanas y las investigaciones arrojan causas técnicas específicas (por ejemplo, mantenimiento de vías o falla en el material rodante), la confianza de inversores podría reconstituirse en meses, con impactos económicos limitados al corto plazo.
Escenario B — Ajustes operativos mayores:
Si se detecta la necesidad de revisiones estructurales más amplias, podría implicar interrupciones prolongadas (meses), afectando el volumen de tránsito de mercancías y aumentando los costos de operación del CIIT, lo que podría trasladarse a tarifas logísticas más altas.
Escenario C — Impacto reputacional persistente:
En el peor de los casos, si la percepción de inseguridad ferroviaria se prolonga, podría generar reticencia de empresas extranjeras a comprometer inversiones en polos veracruzanos, aunque este escenario dependerá en gran medida de cómo evolucione el mercado global de transporte y de la competitividad del corredor frente a alternativas logísticas internacionales.
El descarrilamiento del tren Transístmico constituye un desafío operativo y económico para el CIIT y sus actores locales, incluidos los vinculados al comercio y la inversión en Veracruz. Aunque no existen estimaciones públicas completas aún sobre pérdidas concretas, los impactos inmediatos se centran en la interrupción de operaciones y la percepción de riesgo. La evolución de estos efectos dependerá de factores técnicos, decisiones de política pública y la capacidad de restablecer confianza entre inversores y usuarios de la infraestructura en los próximos meses.







