Ciudad de México, 26 de septiembre de 2025. — La icónica firma italiana Valentino, sinónimo de alta costura y elegancia durante décadas, enfrenta una de las peores crisis financieras de su historia reciente. Con una deuda que supera los 1,000 millones de euros y un incumplimiento en pagos registrado desde diciembre de 2024, la marca se encuentra en proceso de negociación directa con sus acreedores, en un intento por evitar una declaración formal de bancarrota.
La situación no solo pone en entredicho el futuro de una de las casas más influyentes del lujo europeo, sino que también refleja la turbulencia global que atraviesa el sector de moda premium, presionado por la desaceleración del consumo y la inestabilidad económica en sus principales mercados.
Una deuda difícil de sostener
Los reportes financieros revelan que, al cierre de 2024, Valentino acumulaba una deuda de aproximadamente 1,080 millones de euros, de los cuales cerca de 530 millones corresponden a créditos con bancos como Intesa Sanpaolo, Banca Monte dei Paschi di Siena, Banco BPM y BNP Paribas.
La primera señal de alarma llegó a finales del año pasado, cuando la empresa dejó de cumplir con vencimientos de deuda programados, generando incertidumbre en la banca europea. En 2025, con la caída de ingresos y márgenes operativos, el panorama se complicó al punto de obligar a la marca a abrir negociaciones formales con sus acreedores.
Resultados financieros en declive
Los estados financieros de Valentino muestran un deterioro progresivo:
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En 2024, sus ingresos cayeron un 2.8 % respecto al año previo, un golpe significativo en una industria que suele mostrar resiliencia incluso en periodos de crisis.
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El EBITDA (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) se desplomó un 21 %, reduciendo la capacidad de la empresa para atender compromisos financieros.
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En 2025, el panorama empeoró: la consultora Bain & Company estima que el mercado global del lujo se contrajo entre 2 % y 5 %, con un impacto notable en Europa y Asia, precisamente los mercados más importantes para Valentino.
La marca, que apostaba por consolidar su crecimiento en China y Oriente Medio, vio frenada la expansión por la desaceleración del consumo y el encarecimiento del crédito a nivel global.
Un sector bajo presión
Valentino no es la única casa de lujo que enfrenta turbulencias. El sector en su conjunto atraviesa una fase compleja:
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Inflación persistente y tasas de interés elevadas han reducido el gasto de lujo en Europa y Norteamérica.
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En China, considerado el mercado más dinámico para la moda premium, la recuperación tras la pandemia ha sido más débil de lo previsto.
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Los consumidores jóvenes están migrando hacia opciones más asequibles de moda “athleisure” o colaboraciones entre gigantes deportivos y celebridades, como la reciente alianza Nike-Kardashian, lo que ha fragmentado el mercado de lujo tradicional.
En este contexto, Valentino enfrenta el doble desafío de mantener su prestigio histórico y adaptarse a nuevas tendencias de consumo más volátiles.
Plan de rescate y reestructuración
Para enfrentar la crisis, Valentino ha iniciado varias medidas de contención:
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Renegociación de deuda: busca acuerdos con los principales bancos acreedores para extender plazos, reducir tasas de interés o transformar deuda en instrumentos más manejables.
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Cambio en la dirección: el nombramiento de Riccardo Bellini como nuevo CEO busca aportar experiencia en procesos de reestructuración y relanzamiento de marcas globales.
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Recorte de inversiones: la empresa ha decidido ralentizar la apertura de nuevas boutiques y priorizar mercados estratégicos donde aún mantiene alta rentabilidad, como Dubái, París y Nueva York.
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Revisión de su modelo de negocio: se analizan posibles alianzas estratégicas con conglomerados de lujo más grandes, lo que abriría la puerta a una eventual venta parcial o total de la marca.
Riesgos y escenarios posibles
A corto plazo, el riesgo más evidente es que Valentino no logre acuerdos satisfactorios con sus acreedores y se vea obligada a acogerse a procesos formales de insolvencia en tribunales europeos. Este escenario dañaría su reputación y podría provocar la pérdida de control de la firma por parte de su actual propietario, el fondo qatarí Mayhoola for Investments.
Un segundo escenario sería una reestructuración exitosa, que permita reducir la presión financiera y dar espacio a la marca para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado. Sin embargo, incluso en este caso, Valentino enfrentará un periodo de austeridad y reinvención estratégica.
¿el fin de una era?
Valentino, símbolo de glamour y sofisticación desde mediados del siglo XX, atraviesa un momento decisivo. Lo que ocurra en los próximos meses no solo definirá el futuro de la marca, sino que enviará una señal al resto de la industria del lujo sobre la necesidad de reinventarse en un mercado donde el prestigio histórico ya no basta para garantizar la estabilidad financiera.
La negociación con los bancos acreedores será clave: de su resultado dependerá si Valentino logra sobrevivir como una casa independiente o si se convierte en otra marca absorbida por los grandes conglomerados globales del lujo.