Ciudad de México – 10 de noviembre de 2025. Los seis bancos más grandes del país —BBVA México, Banorte, HSBC México, Inbursa, Santander México y Scotiabank México— presentan un crecimiento de la morosidad en sus carteras de crédito, según reportes del sector.
¿Qué muestran los datos?
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El grupo bancario conocido como “G7” concentra la mayor parte de los activos, créditos y captación del sistema financiero.
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Por ejemplo, Banamex registra un índice de morosidad de 2.83 %, frente al promedio del grupo de aproximadamente 2.13 %.
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El sector bancario en su conjunto tiene una cartera vencida cercana al 2.0 % al cierre del primer trimestre de 2025.
¿Por qué ocurre este deterioro?
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La combinación de un entorno económico más débil —con crecimiento moderado de la actividad— y tasas de interés altas está presionando la capacidad de pago de los deudores.
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Los bancos han acelerado la colocación de crédito al consumo, un segmento con mayor riesgo de incumplimiento.
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Además, el mayor costo del dinero y los posibles ajustes regulatorios generan cautela sobre la calidad del crédito.
Implicaciones para el sistema financiero y los usuarios
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Para los bancos: el aumento en morosidad implica mayores provisiones para pérdidas, lo que puede afectar su rentabilidad y nivel de capital.
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Para los consumidores y empresas: podría traducirse en una restricción del crédito, condiciones más estrictas o mayores costos de financiamiento.
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Para la economía: un sector bancario con más riesgo de crédito puede reducir su capacidad de impulsar inversión, consumo y crecimiento.
¿Qué sigue?
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Se espera que los bancos refuercen sus procesos de originación y cobranza para contener el deterioro en la calidad de la cartera.
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Será clave monitorear la evolución de la morosidad en créditos al consumo, vivienda y empresas pequeñas.
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La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Banco de México (Banxico) mantendrán la vigilancia sobre los niveles de riesgo crediticio sistémico para preservar la estabilidad del sistema.
El aumento en los niveles de morosidad entre los bancos más grandes del país representa una señal de alerta para el sistema financiero mexicano. Si bien los niveles actuales aún no son críticos, el contexto económico demanda prudencia.







