El Acuerdo de Aguas entre México y Estados Unidos se basa principalmente en el Tratado de 1944, firmado por ambos países para regular el uso de las aguas compartidas de los ríos Bravo (Río Grande), Colorado y Tijuana.
Recientemente, el tratado ha generado tensiones debido a que México enfrenta dificultades para cumplir con sus obligaciones, atribuidas a una sequía severa que afecta al 65% del país. La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado inversiones significativas en infraestructura hídrica para abordar el problema.
El conflicto por el Tratado de Aguas entre México y EE.UU. puede agravar la sobreexplotación de acuíferos, reducir el caudal de ríos como el Bravo, y afectar humedales y biodiversidad.
Al respecto hemos entrevistado al Dr. Hugo López Rosas, quien es biólogo con doctorado en Ecología y Manejo de Recursos Naturales. Se desempeña como Profesor Investigador en El Colegio de Veracruz y forma parte del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (nivel 1) desde 2009.
Entrevista:
1. ¿Podría explicarnos qué son exactamente los acuíferos transfronterizos y por qué son tan importantes para la región fronteriza?
Los acuíferos transfronterizos son reservorios de agua subterránea que se extienden por debajo de la frontera entre México y Estados Unidos. Su importancia es vital porque abastecen de agua potable a millones de personas en ambos lados de la frontera, especialmente en zonas desérticas donde el agua superficial es escasa. Según estudios recientes, de las 72 unidades hidrogeológicas compartidas a lo largo de la frontera, al menos 28 tienen potencial para uso humano.
2. En el estudio reciente que menciona, ¿cuáles son los principales usos que se le dan a esta agua y cómo afectan a la disponibilidad del recurso?
Las investigaciones muestran un panorama preocupante. Aproximadamente el 80% del agua subterránea se destina a la agricultura, mientras que entre un 14% y 16% se utiliza para fines urbanos e industriales. Actividades específicas como la producción de cerveza en el norte de México y la fracturación hidráulica o “fracking” en Texas están ejerciendo una presión adicional significativa sobre estos recursos limitados.
3. Además de la sobreexplotación, el documento menciona problemas de contaminación. ¿Qué nos puede decir sobre la calidad del agua en estos acuíferos?
Un estudio publicado en la revista “Groundwater for Sustainable Development” realizó una evaluación geoquímica y encontró que, aunque la mayoría de los pozos privados mantienen concentraciones de elementos tóxicos como arsénico, plomo y cromo por debajo de los límites establecidos por la EPA, existen zonas preocupantes. Particularmente en el condado de Maverick se detectaron niveles elevados de estroncio y boro. Esta situación es especialmente alarmante para las comunidades marginadas conocidas como “colonias” en Texas, que dependen de pozos no monitoreados y tienen mayor vulnerabilidad socioeconómica.
4. El documento menciona una propuesta metodológica para mapear “Áreas Efectivas de Acuíferos Transfronterizos”. ¿Podría explicarnos en qué consiste esta propuesta y cómo podría ayudar?
Esta metodología, propuesta por Rosario Sánchez del Texas Water Resources Institute, busca identificar zonas prioritarias dentro de los acuíferos donde la densidad de pozos es alta y el impacto sobre el flujo del agua subterránea es potencialmente significativo. En lugar de intentar gestionar los acuíferos en su totalidad, lo cual es extremadamente complejo, este enfoque se centra en puntos críticos específicos. Esto permitiría una gobernanza binacional más efectiva, especialmente en regiones como Sonora, Chihuahua, Arizona y Nuevo México, donde la dependencia del agua subterránea es crítica.
5. En términos de regulación, ¿existe algún marco legal que proteja estos recursos hídricos compartidos?
Ese es precisamente uno de los mayores problemas. El Tratado de Aguas de 1944 entre México y Estados Unidos regula los recursos hídricos superficiales compartidos, pero no contempla adecuadamente el manejo de aguas subterráneas. Actualmente carecemos de un marco institucional y científico compartido para la gestión de acuíferos transfronterizos. Sin datos integrados, sin coordinación legal binacional y sin un sistema robusto de monitoreo, estos acuíferos están en riesgo de degradarse irreversiblemente.
6. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias a largo plazo si no se atiende esta problemática?
Los expertos advierten que podríamos enfrentar una crisis hídrica regional con graves repercusiones sociales, ambientales y geopolíticas. El agotamiento de estos acuíferos podría dejar sin acceso a agua potable a millones de personas, provocar conflictos por el recurso entre comunidades y entre países, y causar daños irreversibles a ecosistemas que dependen de estas aguas subterráneas. Como dice la frase final del documento que analizamos: “Las aguas que no se ven podrían ser las que primero se pierdan.”
7. Finalmente, ¿qué medidas considera que deberían implementarse para proteger estos acuíferos transfronterizos?
Se necesita urgentemente desarrollar un marco binacional específico para la gestión de aguas subterráneas, que incluya acuerdos sobre monitoreo conjunto, intercambio de datos y límites de extracción. También es crucial aumentar la inversión en investigación científica para comprender mejor estos sistemas hidrogeológicos y establecer programas de educación y concientización sobre el uso responsable del agua. Las comunidades locales deben participar activamente en la toma de decisiones, y las industrias con alto consumo hídrico deben implementar prácticas más sustentables.
Relevancia del Agua
Recordemos que el agua es un recurso vital y finito. La crisis de los acuíferos transfronterizos nos muestra la importancia de la cooperación internacional y la gestión sustentable de nuestros recursos naturales compartidos. Les invitamos a mantenerse informados sobre este tema y a contribuir desde su ámbito al cuidado del agua.
