Por: Redacción El Censal | Xalapa, Veracruz | 05 de agosto 2025
La deuda del sector público federal en México ha alcanzado un nivel sin precedentes. Según datos oficiales, al cierre de junio de 2025 el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) ascendió a 18.075 billones de pesos, una cifra que supera en 712,000 millones lo registrado al cierre de 2024 y refleja un incremento anual de 10.3 %.
Este monto incluye deuda del gobierno federal, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En términos comparativos, equivale a casi el doble del gasto público aprobado para el ejercicio 2025 (aproximadamente 9.3 billones de pesos).
El 76 % de la deuda es interna y el 24 % es externa; el gobierno federal es responsable del 86 %, mientras que Pemex y CFE representan el resto.
Crecimiento y costos financieros
El aumento en el saldo no solo responde a nuevos pasivos, sino también a gastos financieros crecientes. De enero a junio de 2025, el costo financiero alcanzó 700,474 millones de pesos, un ritmo anual de crecimiento del 10.8 %, mientras que el gobierno pagó en promedio 3,900 millones al día en intereses y comisiones.
La estrategia oficial incluyó ahorros por tipo de cambio, que redujeron el saldo en unos 297,000 millones de pesos, equivalentes al 0.8 % del PIB, aunque dicha ventaja no fue suficiente para contener el crecimiento anual.
Impacto presupuestal y perfil de vencimientos
Se proyecta que para el segundo semestre de 2025, el sector público federal deberá desembolsar aproximadamente 1.8 billones de pesos para cubrir vencimientos de deuda. A largo plazo, el 42.3 % del total (casi 8 billones) vencerá entre 2026 y 2030, mientras que el 48.2 % restante (9.09 billones) está programado para pagarse entre 2031 y 2115.
Este perfil revela un calendario apretado en los próximos cinco años, que exigirá disciplina fiscal y refinanciamientos estratégicos para evitar liquidez crítica.
Condiciones macrofiscales y calificación soberana
A pesar del fuerte crecimiento de la deuda, Hacienda sostiene que los indicadores de riesgo soberano han mejorado, avalados en parte por una estrategia de desembolsos ordenados y refinanciación de deuda para alargar plazos medios.
Sin embargo, agencias internacionales como Moody’s han rebajado la perspectiva crediticia de México a “negativa”, señalando preocupaciones sobre el endeudamiento creciente, la debilidad del sistema judicial y presiones políticas que podrían obstaculizar reformas estructurales.
Desafíos fiscales en puerta
El gobierno de Claudia Sheinbaum proyecta una reducción del déficit fiscal de 5.9 % del PIB en 2024 a 3.9 % en 2025, aunque economistas consideran optimista ese pronóstico, dado el menor crecimiento económico proyectado (entre 1.2 % y 1.5 %) y la necesidad de equilibrar programas sociales con disciplina presupuestal.
Entre las medidas anunciadas por la Secretaría de Hacienda, se incluyen la diversificación de vencimientos, ampliación de la captación de ingresos tributarios y estrategias de cobertura ante riesgos cambiarios.
¿Qué significa esto para México?
La deuda pública bruta ya roza el 50 % del PIB, y aunque la deuda neta se estima ligeramente por debajo —alrededor del 49.5 % del PIB—, está lejos de los niveles recomendados internacionalmente.
Estos niveles exigen un manejo fiscal prudente: una mayor recaudación, control del gasto corriente y esfuerzos por reforzar la solvencia de Pemex y CFE. La sostenibilidad fiscal está en una encrucijada: se visualiza un futuro fiscal más apretado y dependiente del esfuerzo recaudatorio y estabilidad macroeconómica.