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OpiniónEmiliano Ceballos ÁvilaJornada laboral de 40 horas: bienestar individual o riesgo económico

Jornada laboral de 40 horas: bienestar individual o riesgo económico

Petra Armenta Ramírez

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Emiliano Ceballos Avila

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La reducción de la jornada laboral en México representa uno de los cambios más trascendentales en material laboral de los últimos años.  Esta iniciativa, que pretende disminuir de 48 a 40 horas el horario de trabajo, ha ocasionado un acalorado debate entre el sector obrero, empresarial y gubernamental, desde diferentes perspectivas, cada uno expone posturas que requieren un detenido análisis.

En el contexto internacional, la reducción de la jornada laboral no resulta un tema tan reciente. Desde hace varios años, diversos países han cuestionado la idea tradicional del trabajo, entre más horas trabajadas mejores resultados se pueden obtener, mismo que ha permitido replantearse el esquema laboral y optar progresivamente por la relación entre productividad y bienestar. De acuerdo con la Organización mundial del trabajo, desde el 2005 la mitad de los países del mundo cuentan con una jornada de 40 horassemanales, mientras que el resto oscilan entre 41 y 48 horas. Un caso sobresaliente es el de Francia, donde se estableció una jornada de 35 horas semanales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y el bienestar.

Para el caso de México, la idea tradicional del trabajo ha sido el eje central del esquema laboral, manteniéndose alejado de toda consideración sobre el bienestar individual. Si bien, el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, simboliza los grandes avances en materia laboral, la actualidad plantea nuevos escenarios que requieren garantías constitucionales.

De lo teórico a lo práctico hay una distancia considerable de realidad, bajo ese supuesto es fundamental analizar las condiciones laborales en las que se pretende implementar la reforma. Las micro, pequeñas y medianas empresas, representan el principal esquema laboral del país, según datos de la Secretaria de Economía, México cuenta con alrededor de 4.7 millones mipymes, las cuales aportan el 52% al PIB y emplean a 27 millones de personas, es decir, el 68.4% del sector empresarial.

Frente a este panorama se encuentra el primer conflicto, si bien, las mipymes concentran la mayor parte del sector laboral en México, en la mayoría de los casos las condiciones estructurales impiden que sea benéfico la reducción de la jornada laboral. Por un lado, la falta de capital para absorber costos adicionales las obliga a funcionar con presupuestos ajustados, dificultando la posibilidad de contratar más personal ante la necesidad de cubrir un nuevo horario laboral, una cuestión que con el tiempo puede resultar insostenible frente a las condiciones económicas que el país enfrenta.

Por otro lado, el contexto de la informalidad laboralrepresenta otra dificultad a considerar, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al primer trimestre de 2025 la tasa de informalidad laboral se ubicó en 54.3%, lo que significa que, si este gran porcentaje de trabajadores no cuentan con acceso a prestaciones, contratos formales o seguridad social, resultará complicado garantizar una jornada laboral de 40 horas.

Así mismo, debemos considerar dos variables más, la primera responde al impacto del salario, ¿se ajustará a la nueva jornada o permanecerá intacto?, si bien la reforma pretende responder a las necesidades del bienestar individualy la calidad de vida, el sueldo representa el tema fundamental para el trabajador, considerando las notorias consecuencias que tendría modificarlo. La segunda variable es en relación con la tendencia de automatizar los procesos dentro de los centros de trabajo, misma que ha tomado un gran impulso con los avances tecnológicos, frente a este escenario, vale la pena cuestionarse si la reforma la impulsará aún más, bajo la lógica de que una persona con menos horas de trabajo representa mayor gasto.

A pesar de los buenos deseos que toda reforma puede contener, resulta fundamental considerar las condiciones políticas, sociales y económicas bajo las cuales se pretende aplicar, ignorarlas puede provocar que los avances que se buscan obtener no tengan cobertura general y se reduzcan a unos cuantos. Esto no niega la evidente necesidad de optar por un cambio en las cargas laborales, pero en un país como México, suele quedar relegado ante la prioridad de cubrir las necesidades básicas que millones de mexicanos buscan día con día.

 

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