La Reserva Federal (Fed) se encuentra en una encrucijada ante el riesgo de estanflación: una economía estadounidense con crecimiento moderado —estimado en apenas 1.5 % para 2025— junto con presiones inflacionarias derivadas de políticas comerciales y migratorias, ha complicado la consecución de sus dos objetivos: pleno empleo y estabilidad de precios .
Este escenario lleva a la Fed a optar por un recorte en la tasa de interés hacia finales de año, con el objetivo de reactivar la demanda, sin agravar la inflación . Sin embargo, los países emergentes, como México, enfrentan limitaciones. El diferencial de tasas con EEUU reduce su margen de acción y puede presionar sus monedas, generando inflación importada .
A diferencia de la Fed, el Banco de México (Banxico) no cuenta con un doble mandato; por tanto, dispone de espacio para recortar tasas sin comprometer el empleo . Su tasa actual se sitúa por encima del nivel neutral, lo que permite un recorte que incentive la demanda interna y apoye el crecimiento económico, sin descuidar la inflación .
Aunque se anticipa una desaceleración hasta 0.2 % del PIB en México este año, Banxico podría impulsar una recuperación moderada mediante recortes adicionales de 50 pb, fortaleciendo el consumo e inversión si mantiene el control inflacionario.