Intel recupera US$25.000 millones en capitalización y vuelve a niveles de la burbuja puntocom

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Tras un periodo prolongado de turbulencias, las acciones de Intel han experimentado un rally del 28 %, lo que ha significado un incremento cercano a los US$25 000 millones en su valor de mercado. Este avance —culminado con una cotización que ahora se sitúa en 53 veces los beneficios proyectados para los próximos 12 meses— no se veía desde los primeros años de la década de 2000, durante la burbuja dotcom.

Catalizadores del repunte: Estado e inversión extranjera

El punto de inflexión llegó tras un decepcionante informe de resultados del 24 de julio, que provocó una caída abrupta del valor de las acciones. A partir de entonces, comenzaron a circular reportes trascendentales: el gobierno de Estados Unidos estaría en conversaciones para adquirir una participación accionaria, posiblemente de alrededor del 10 %, convirtiendo en acciones sin derecho a voto ciertas subvenciones otorgadas bajo la Ley CHIPS and Science.

A esto se sumó un plan de inversión de US$2 000 millones anunciado por SoftBank Group Corp., que terminó de dinamizar las expectativas en el mercado.

¿Exceso de optimismo o señal de recuperación?

Para Wayne Kaufman, analista jefe de mercado en Phoenix Financial Services, esta cotización “parece increíblemente cara”. Su observación apunta a que este múltiplo tan elevado refleja una apuesta esperanzada a que el gobierno estadounidense presione a los clientes de Intel, lo que la convertiría en ganadora por defecto.

Por su parte, Paul Nolte, estratega de mercado en Murphy & Sylvest Wealth Management, advierte que aunque la participación estatal podría ser “un camino fácil para entrar, puede ser difícil para salir”. En sus palabras: “Esto plantea muchas más preguntas de las que responde”.

Otro punto clave es que esta valoración no llega en el mejor contexto: Intel ha perdido rentabilidad en los últimos cuatro trimestres, con una previsión de apenas más de US$1 000 millones en beneficios ajustados, luego de reportar pérdidas por unos US$1 300 millones en los cuatro trimestres previos. Entre 2018 y 2021, la firma generaba más de US$20 000 millones anuales de utilidad promedio, por lo que el contraste es notable.

¿Puede el nuevo CEO revertir la situación?

El liderazgo de Lip-Bu Tan, quien asumió la presidencia, ha centrado su gestión en recortes de costos y mejoras de eficiencia, buscando encarrilar a la empresa hacia la rentabilidad. No obstante, también hay preocupación de que estos recortes limiten su capacidad para competir en el frente tecnológico, especialmente tras la ambiciosa expansión en fundición liderada por su predecesor, Pat Gelsinger.

Gerrit Smit, gestor principal en Stonehage Fleming, ha dicho: “Está claro que va a tardar varios años en empezar a funcionar realmente sin problemas. Confiamos en él, pero creemos que tiene un largo camino por delante”.

Conclusión: ¿Renacimiento o espejismo?

El reciente rebote de Intel —impulsado por la expectativa de apoyo gubernamental y un respaldo financiero significativo— ha sido tan espectacular como inesperado. No obstante, los desafíos estructurales persisten: baja rentabilidad, inversión en fundición costosa, y la incertidumbre sobre si esta euforia de corto plazo puede transformarse en un camino sostenible hacia la recuperación.

La clave pasa por ver si el apoyo estatal se concreta y en qué condiciones, si SoftBank cumple con su compromiso, y si el nuevo liderazgo de Tan efectivamente logra equilibrar los ajustes de costos sin sacrificar innovación.

Si los mercados confirman que este rally obedece a fundamentos sólidos, podríamos estar ante el punto de inflexión de una nueva etapa para Intel. Pero si se trata solo de especulación política y financiera, el múltiplo actual podría convertirse en una trampa para inversores que confluyan seducidos por la narrativa del momento.

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