Aranceles como salvavidas fiscal: ingresos podrían sustituir hasta un billón al año

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Washington D.C. | 26 de agosto de 2025

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anunció una revisión al alza en las previsiones de recaudación por aranceles. Lo que se estimaba en 300,000 millones de dólares anuales podría alcanzar ahora los 500,000 millones… o más. Una cifra que, de confirmarse, tendría implicaciones fiscales y políticas de gran calado.


Más aranceles, menos déficit

En una sesión del gabinete realizada este martes, Bessent reveló que los ingresos por aranceles han experimentado un aumento “sustancial” entre julio y agosto, y esa tendencia no muestra signos de desaceleración. En tal contexto, la estimación original de 300,000 millones de dólares parecería ya obsoleta. La nueva cifra proyectada, señala, podría superar con creces el medio billón de dólares, e incluso acercarse a un billón anual, lo que representa un vuelco inesperado en la política fiscal.

Bessent atribuye esta subida de ingresos a las recientes alzas arancelarias decretadas por la administración actual, las cuales entraron en vigor a principios de agosto. Estos aranceles han elevado la recaudación aduanera: de 7,800 millones de dólares recaudados en julio al mismo día del mes anterior, el monto acumulado para agosto alcanzó ya casi 29,600 millones.

Dentro de esta nueva lógica fiscal, los aranceles emergen como un instrumento de moderación del déficit. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) elevó recientemente su estimado de reducción del déficit a 4 billones de dólares en una década, frente a los 3 billones previos. Bessent considera que la cifra real podría seguir creciendo si el ritmo de recaudación persiste.


Una política con doble filo

Si bien estos ingresos ofrecen un respiro temporal al presupuesto, plantean dos dilemas. Primero, ¿hasta qué punto puede sostenerse este flujo sin que genere distorsiones en el comercio y la inflación? Segundo, la dependencia creciente de los aranceles puede desviar la política fiscal hacia un terreno menos previsible y más sujeto a choques externos.

Por otro lado, la medida responde a una lógica política: los aranceles se utilizan para redistribuir la carga del déficit hacia las importaciones, lo que tiene eco en ciertos sectores domésticos. No obstante, convierte el comercio en una variable cada vez más volátil del equilibrio fiscal.

Estados Unidos ha encontrado un alivio inesperado en la recaudación de aranceles, que podría eclipsar cualquier pronóstico anterior. Sin embargo, esa bonanza tiene nombre y apellido: Donald Trump—cuya política comercial ha transformado aranceles en una palanca fiscal. El reto ahora será gobernar esta ventaja sin convertirla en una herramienta de inestabilidad.

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