Ciudad de México, 17 de noviembre de 2025 — La iniciativa para reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas semanales, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, genera preocupación entre micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes), pues podría elevar sus costos laborales significativamente y transformar su forma de operar.
Contexto de la iniciativa
Sheinbaum ha anunciado que la reducción será gradual, con el objetivo de alcanzar las 40 horas para enero de 2030. Se planean foros públicos con empresarios, trabajadores y académicos para construir un consenso. Según la propuesta legal, la jornada máxima distribuida en cinco días sería de 40 horas, con un esquema de dos días de descanso por semana.
Riesgos para las MiPymes: alza de costos operativos
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado estima que la reducción podría disparar el costo laboral de las MiPymes hasta un 36 %, si deciden mantener su nivel actual de producción pagando horas extra. ManpowerGroup advierte que si el cambio se da de forma abrupta, los costos podrían subir entre un 20 % y 35 %, dependiendo del modelo de negocio. El Consejo Coordinador Empresarial señala que la carga operativa para algunas empresas podría aumentar entre un 10 % y 25 %, especialmente para las más pequeñas.
Impacto macroeconómico y en productividad
Expertos advierten que, sin una implementación adecuada, la reforma podría afectar el PIB debido a un aumento en el costo por hora trabajada para las empresas. Algunas MiPymes podrían necesitar contratar más personal para mantener su volumen de producción, lo que implicaría más salarios fijos y posiblemente más prestaciones. También se anticipa un ajuste en la estructura organizacional, ya que las empresas deberán replantear horarios, turnos y descansos para adaptarse al nuevo esquema.
Desafíos para su implementación
El Gobierno ha dicho que no se trata de imponer la reforma, sino de construirla mediante diálogo con todos los actores sociales. La propuesta podría ser especialmente difícil de absorber para MiPymes en zonas con menos recursos o menor nivel de productividad, pues muchas de ellas no tienen margen para asumir alzas de costos sin afectar su viabilidad. Sería necesario un periodo de transición bien diseñado para evitar que la nueva jornada laboral se convierta en una barrera para la creación y supervivencia de pequeñas empresas.







