Mtro.Arturo Abraham León Martínez.
Licenciado en Derecho y Maestro en Derecho Fiscal por la Universidad de Xalapa; Asesor fiscal y contable; Consultor Patrimonial, Postulante en materia Fiscal y Bancaria, Catedrático de Derecho y Posgrado, Entusiasta de las Finanzas Públicas y la Teoría Política.
Dada la naturaleza regresiva del impuesto al valor agregado, la cual vulnera a las clases más desfavorecidas, pues grava en razón del consumo, y de la horizontalidad del impuesto, una propuesta a la reducción de la tasa general a un valor considerablemente menor traducido en un diez por ciento (la zona fronteriza al día de hoy maneja un 8%, con el inconveniente de que la autoridad no otorga el estímulo a contribuyentes que no comprueben la residencia previa en dicha zona); podría sustentar el hecho de que la recaudación de IVA no es lo suficientemente efectiva comparada con el impuesto sobre la renta, si bien la renta es un impuesto progresivo, vertical e impositivo , el IVA debería generar el mismo impacto en el arca fiscal, pero derivado de una acción desenfrenada de consumo interno debido al incentivo que generaría en la psicología del contribuyente, consumidor o causante el hecho de que es reducida dicha carga tributaria; otra de las razones premier es que la economía mexicana debe verse envuelta en una acción de política fiscal inminente e ininterrumpida para acelerar la maquinaria financiera del país; se considera con todo juicio de prueba que el impuesto al valor agregado es un motivador importante que como país podría detonar el empuje económico y la perpetuidad tributaria que se busca, siempre y cuando se afinen ciertos detalles de su mal encaminado engranaje y se aceiten las piezas correctas.
Bien sabido es que un pueblo oprimido por una tasa impositiva y obligado a una resignación consumista será un pueblo retraído y en el caso particular de un país tan grande en todos los matices como lo es México, no se puede permitir más.
Desde el análisis político y de acción fiscal, la mecánica de captar el impuesto al valor agregado en cada compra y en cada servicio o bien solicitado será de gran demanda, es inexorable pensar que esta propuesta de política fiscal no acelerará y llevará a grandes resultados, no sólo la recaudación del IVA como tributo, sino el efecto desencadenante que tendrá sobre la economía mexicana.
Impuestos Indirectos: Recaen sobre manifestaciones indirectas de la capacidad económica de los contribuyentes, como son sus gastos y formas de emplear su renta personal, pues son impuestos que se pagan sin necesidad de identificar al contribuyente, simplemente al adquirir un producto o retribuir un servicio, repercutiéndose después en los consumidores, así las empresas actúan como recaudadores del gobierno. (Sevilla, 2016: 16)
A pesar de que México es un país, que tuvo un amplio retraso en la implementación del impuesto al valor agregado( antes Impuesto Sobre Ingresos Mercantiles el cual gravaba individualmente la actividad primaria, secundaria y terciaria), dentro de su esquema tributario, las bases son firmes y contundentes, para la continuación de la captación del mismo, no sólo se ha alcanzado la homologación de los impuestos indirectos dentro de la escala mundial, que a pesar de encontrarse la nación mexicana dentro del sinónimo de rezago, emergente y subdesarrollada, el revés fiscal hizo un eco a decibeles tan altos, que ensordeció al esquema económico global.
En países como Inglaterra, Italia, Alemania, donde se gestan las grandes producciones económico-políticas, por tradición histórica, ya no basta el renombre de las mencionadas naciones de primer mundo, pues esa denominación ahora la generan naciones del lado occidental del globo, amparadas bajo una institutriz llamada Comisión Económica para la América Latina y el Caribe.
México es un país consumista, motivado por los descuentos, las promociones, el crédito, gran parte de la población destina un porcentaje significativo al sector restaurantero, apoyamos emprendimientos, culturalmente nos arropan las festividades, las ferias, las jornadas comerciales; el impuesto al valor agregado pareciera no es opcional para el compatriota mexicano, en una sociedad tan globalizada es imposible encontrar satisfactores y producirlos a un menor costo que el importado, la mundialización vino a democratizar la tecnología, el consumo y el comercio, se debería soltar un poco el cinturón en la aplicación de este impuesto, pues en 2026 la silueta a sujetar es un orbe, un monstruo, un fenómeno llamado: afición al balompié y en el tercer trimestre del año se verá si el ajuste fue el correcto o nos dejó marca.
