Ciudad de México — El pesimismo sobre el desempeño económico de México se ha consolidado en la recta final del año. Según la más reciente Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, publicada por el Banco de México (Banxico), los analistas han ajustado nuevamente a la baja su estimación del Producto Interno Bruto (PIB) para el cierre de 2025, ubicándola en un precario 0.39 por ciento.
Datos Clave
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El Dato: La expectativa de crecimiento del PIB para 2025 cae a 0.39% (previamente se mantenía en rangos superiores).
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La Tendencia: Es una de las revisiones más drásticas del año, confirmando un escenario de estancamiento económico.
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La Fuente: Consenso de analistas consultados por Banxico en diciembre de 2025.
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El Contexto: La debilidad en la actividad industrial y el consumo interno han pesado más de lo previsto en el segundo semestre.
Un año de desaceleración marcada
El reporte de Banxico revela que el sector privado ha perdido la confianza en una recuperación tardía. Mientras que a principios de año se esperaban tasas cercanas al 1.5% o 2%, la realidad de los últimos trimestres ha forzado un ajuste continuo hacia la baja.
Un crecimiento del 0.39% coloca a la economía mexicana en una posición de fragilidad, bordeando la recesión técnica y muy lejos del potencial de crecimiento necesario para el desarrollo del país.
Factores que presionan a la baja: Aunque el reporte completo detalla múltiples variables, los especialistas suelen coincidir en tres frenos principales para este 2025:
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Incertidumbre interna: La cautela en la inversión fija bruta debido a cambios legislativos o políticos recientes.
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Desaceleración externa: El menor dinamismo de la economía de Estados Unidos, que impacta directamente en las exportaciones mexicanas.
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Tasas de interés: Aunque Banxico ha movido su tasa de referencia, el costo del dinero sigue siendo restrictivo para el financiamiento corporativo.
¿Qué esperar para 2026?
Con el 2025 prácticamente cerrado con cifras de estancamiento, la atención de los mercados y los econometristas se vuelca hacia 2026. La encuesta también suele ajustar las expectativas para el próximo año; típicamente, un cierre débil arrastra la inercia hacia el primer trimestre del año siguiente, lo que podría obligar a Hacienda y a los organismos internacionales a revisar sus proyecciones de recaudación y gasto público.







