Entre la pesca, la agricultura y la contaminación, el Sistema Lagunar de Alvarado enfrenta su mayor desafío de conservación
Hugo López Rosas
Biólogo con doctorado en Ecología y Manejo de Recursos Naturales. Se desempeña como Profesor Investigador en El Colegio de Veracruz y forma parte del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (nivel 1) desde 2009.
El Sistema Lagunar de Alvarado, en la cuenca baja del río Papaloapan, presenta transformaciones que afectan unconjunto de los ecosistemas acuáticos más diversos del país. A pesar de contar con protección como sitio Ramsar desde 2004, este complejo de humedales de más de 314,000 hectáreas muestra cambios en su superficie y composición biológica. La región alberga el segundo manglar más extenso del Golfo de México y sirve como hábitat para más de 300 especies de aves, tanto residentes como migratorias. Las actividades humanas han modificado este sistema ecológico que ha funcionado durante milenios.
Los habitantes de esta zona han desarrollado estrategias de subsistencia ligadas al agua desde tiempos prehispánicos. Comunidades como las que fundaron asentamientos en La Mojarra, Tlacotalpan y Alvarado aprovecharon históricamente la riqueza acuática para la pesca, recolección y agricultura de chinampas. Actualmente, la pesca artesanal representa la tercera actividad económica más importante del área. Los pescadores capturan 32 especies de peces para consumo local, además de camarones, cangrejos, ostras y almejas. Esta actividad presenta desafíos relacionados con cambios en las poblaciones de especies y la calidad del agua.
Tres casos ilustran la presión sobre la fauna local. El cangrejo azul (Cardisoma guanhumi) migra durante la temporada de lluvias desde los humedales hacia las playas para desovar, aunque muchos ejemplares son capturados durante su trayecto reproductivo. El pez “naca” (Dormitator maculatus) experimenta aprovechamiento intensivo durante su migración anual entre septiembre y octubre. Las pescadoras extraen únicamente las gónadas de las hembras, descartando el resto del organismo. Se ha documentado que esta práctica ha reducido las capturas de 250 toneladas en los años 80 a menos de 100 toneladas actualmente.
Las tortugas de agua dulce experimentan el mayor impacto de extracción. Durante la época seca, cazadores provocan incendios en los humedales para forzar a estos reptiles a salir de su estivación en el lodo. Esta práctica, aunque ilegal, ocasiona la pérdida de extensas áreas de vegetación herbácea y manglares.
La expansión agrícola representa el principal factor de cambio del paisaje. Para 2022, actividades agrícolas y ganaderas ocupaban 63% del territorio del municipio de Alvarado. El cultivo de caña de azúcar, que representa 10% de la producción nacional, utiliza agroquímicos que ingresan a suelos, ríos y lagunas costeras. La ganadería extensiva ha sustituido considerables extensiones de humedales con pastizales de especies exóticas africanas y asiáticas. Entre 1976 y 2010, la superficie de manglar disminuyó de 211.50 km² a 148.97 km². Programas recientes de reforestación han permitido cierta recuperación, aunque otros tipos de humedales aún carecen de protección legal similar.
Estudios recientes detectaron concentraciones de metales pesados como cadmio, cobre, cromo, níquel, plomo y zinc en sedimentos y ostras. También se han identificaron pesticidas organoclorados prohibidos internacionalmente, indicando su uso continuo en la región. La presencia de microplásticos constituye un tema de investigación emergente. Peralta-Peláez y colaboradores determinaron que las playas de Alvarado presentan niveles considerables de contaminación plástica en la zona costera central de Veracruz.
Las poblaciones locales enfrentan limitaciones en infraestructura para tratamiento de aguas residuales, resultando en descargas directas a cuerpos de agua. Esta situación se asocia con incidencias de enfermedades gastrointestinales, dermatológicas y oculares entre los habitantes.
Es importante desarrollar estrategias complementarias de conservación para este sistema de humedales, por ejemplo, fortalecer la protección actual, decretando al sistema comoReserva de la Biosfera o Área de Protección de Flora y Fauna. El Sistema Lagunar de Alvarado presenta el desafío de mantener su reconocimiento internacional y riqueza biológica mientras experimenta presiones de desarrollo. La gestión sustentable de este conjunto de ecosistemas requiere integrar las necesidades económicas locales con la conservación de un patrimonio natural de importancia regional y nacional.