Ciudad de México,— En los últimos días, el gobierno mexicano ha revelado avances en una estrategia diplomática orientada a profundizar la cooperación con países occidentales con el fin de reducir su dependencia del comercio en “terreno”, en especial vinculaciones comerciales tradicionales que México considera de riesgo para su soberanía económica.
Qué plantea el nuevo enfoque
De acuerdo con fuentes oficiales, la política apunta a diversificar alianzas comerciales, fortalecer cadenas productivas internas y aumentar exportaciones tecnológicas y de alto valor agregado. El objetivo es lograr mayor autonomía frente a grandes bloques comerciales y mitigar la vulnerabilidad ante crisis externas.
Una de las medidas centrales será incentivar la manufactura nacional, especialmente en sectores estratégicos como el aeroespacial, la biotecnología y la industria digital, con apoyo estatal a empresas clave y estímulos fiscales.
Reacciones internacionales y críticas internas
La propuesta ha generado interés entre socios en Europa y América del Norte, algunos dispuestos a concretar nuevos acuerdos bilaterales complementarios. Sin embargo, críticos advierten que México deberá navegar con cautela para no deteriorar sus relaciones con países de quienes depende actualmente en materias primas o mercados tradicionales.
En el ámbito interno, expertos consultados señalan que el éxito dependerá de la transparencia en los mecanismos de apoyo, así como de garantizar que las empresas mexicanas pequeñas también puedan participar, no sólo los grandes conglomerados.
Riesgos y oportunidades
Oportunidades:
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Mayor control sobre cadenas de valor.
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Impulso tecnológico y de innovación interna.
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Mejora en la balanza comercial al exportar productos con mayor valor agregado.
Riesgos:
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Posibles tensiones diplomáticas con países afectados por la reorientación comercial.
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Dependencia aún latente de insumos importados.
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Desigualdad en los beneficiados dentro de la industria nacional.