Musk intentó reclutar a Zuckerberg en su fallida oferta de $97.4 mil millones por OpenAI

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Cuando los enemigos hacen equipo

En un capítulo sorprendente del roce entre titanes tecnológicos, Elon Musk—cofundador de OpenAI y hoy líder de xAI—intentó persuadir a Mark Zuckerberg, director general de Meta, para que respaldara su intento de adquisición de OpenAI por 97.400 millones de dólares, según revela documentación judicial reciente.

El golpe de teatro se produjo en febrero de 2025, cuando Musk formalizó su oferta para tomar el control de la organización que cofundó, en protesta por su transición hacia un modelo “con fines de lucro” que, en su opinión, contradecía la misión original de la entidad. La propuesta fue acompañada por el respaldo de un grupo de inversores, entre ellos Valor Equity Partners y xAI, pero fue rápidamente descartada por OpenAI.

La documentación indica que Musk contactó a Zuckerberg para “explorar acuerdos de financiación o inversiones vinculadas” a la adquisición, aunque ni Meta ni el propio Zuckerberg firmaron una carta de intención formal.

Este inusual acercamiento entre dos rivales declarados —quienes incluso llegaron a bromear con una pelea en jaula en 2023— subraya la creciente tensión que genera OpenAI en el tablero del poder tecnológico global. Meta, que ha intensificado su apuesta por liderar la vanguardia de la inteligencia artificial, ha lanzado generosos paquetes salariales para atraer talento, incluso de OpenAI.

En respuesta, OpenAI solicitó a un tribunal federal que obligue a Meta a entregar todas las comunicaciones relacionadas con el intento de adquisición, argumentando que estas podrían revelar las verdaderas motivaciones de Musk. Meta, por su parte, ha rechazado la petición, señalando que cualquier documento relevante debería ser solicitado directamente a Musk o a xAI.

La disputa se inscribe en una batalla legal más amplia entre Musk y OpenAI, en la que la entidad demanda al multimillonario por supuestamente violar su misión fundacional, acusándolo de emprender una campaña de “acoso” que incluye demandas y ofertas de compra “ficticias”. Un juicio con jurado está en marcha para la primavera de 2026.

Si bien la iniciativa fracasada de Musk podría parecer otra extravagancia mediática, revela más de lo que muestra: una guerra por el control de la inteligencia artificial que no se libra sólo con algoritmos, sino también con alianzas impensadas, litigios y estrategias corporativas dignas de una telenovela empresarial. Al final, la verdadera contienda podría no ser tecnológica, sino ideológica: quién define el futuro de la IA y con qué objetivos.

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