El mundo del rock y el heavy metal llora la pérdida de una de sus figuras más influyentes: Ozzy Osbourne, conocido como el “Príncipe de las Tinieblas” y vocalista original de Black Sabbath, murió el 22 de julio de 2025 a los 76 años, según confirmó un comunicado de su familia.
La muerte de Osbourne ocurrió días después de que ofreciera un concierto de despedida junto a Black Sabbath, en un espectáculo memorable celebrado en Villa Park, Birmingham, el pasado 5 de julio. En ese histórico show, Ozzy, sentado en un trono debido a las complicaciones derivadas de su avanzado Parkinson, ofreció un emotivo último adiós acompañado por Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward.
De acuerdo con la familia, Ozzy falleció “rodeado de sus ser
El mundo del rock y el heavy metal llora la pérdida de una de sus figuras más influyentes: Ozzy Osbourne, conocido como el “Príncipe de las Tinieblas” y vocalista original de Black Sabbath, murió el 22 de julio de 2025 a los 76 años, según confirmó un comunicado de su familia.
La muerte de Osbourne ocurrió días después de que ofreciera un concierto de despedida junto a Black Sabbath, en un espectáculo memorable celebrado en Villa Park, Birmingham, el pasado 5 de julio. En ese histórico show, Ozzy, sentado en un trono debido a las complicaciones derivadas de su avanzado Parkinson, ofreció un emotivo último adiós acompañado por Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward.
De acuerdo con la familia, Ozzy falleció “rodeado de sus seres queridos”, una despedida serena tras una larga trayectoria llena de éxitos, excesos y transformaciones culturales. Nacido como John Michael Osbourne en Birmingham el 3 de diciembre de 1948, el cantante fue uno de los fundadores de Black Sabbath en 1968, banda que definió el sonido del heavy metal con álbumes icónicos como Paranoid y Master of Reality.
Tras su expulsión de Black Sabbath en 1979, debido a sus problemas con el alcohol y las drogas, Osbourne emprendió una carrera como solista que lo consolidaría como leyenda del rock. Con discos como Blizzard of Ozz, Diary of a Madman y éxitos globales como “Crazy Train” y “No More Tears”, su carrera se vio reconocida con múltiples premios, incluidos varios Grammys, y su ingreso en dos ocasiones al Salón de la Fama del Rock and Roll.
Durante los últimos años de su vida, Ozzy enfrentó numerosos problemas de salud. Diagnosticado con enfermedad de Parkinson desde al menos 2019 (conmocionante revelación pública en 2020), además de sufrir de enfisema y múltiples lesiones, su movilidad se vio cada vez más limitada. A pesar de esto, se mantuvo activo musicalmente hasta su último concierto y, en los últimos meses, se centró en su familia, conformada por su esposa Sharon y sus seis hijos.
Ozzy también trascendió la música. A principios de los años 2000, alcanzó notoriedad en la cultura popular global a través del exitoso reality show familiar The Osbournes, que retrató con franqueza su vida personal y le valió un premio Emmy. Además, su estilo sobrio y rebelde —como aquella famosa anécdota de haber mordido la cabeza de un murciélago en vivo— lo convirtió en una figura legendaria, venerada por fanáticos y criticada por sectores conservadores.
Su legado dejó una huella imborrable en la música: más de 50 años de carrera, más de 100 millones de discos vendidos, y la inspiración de múltiples generaciones de artistas.
La despedida en Villa Park fue más que un concierto: fue la clausura de una saga musical. El evento, denominado Back to the Beginning, reunió a una audiencia de 45 000 asistentes y recaudó fondos para obras benéficas. Ozzy, enfrentando valientemente los efectos de su padecimiento, entregó un cierre emotivo en el lugar que vio nacer a Black Sabbath
es queridos”, una despedida serena tras una larga trayectoria llena de éxitos, excesos y transformaciones culturales. Nacido como John Michael Osbourne en Birmingham el 3 de diciembre de 1948, el cantante fue uno de los fundadores de Black Sabbath en 1968, banda que definió el sonido del heavy metal con álbumes icónicos como Paranoid y Master of Reality.
Tras su expulsión de Black Sabbath en 1979, debido a sus problemas con el alcohol y las drogas, Osbourne emprendió una carrera como solista que lo consolidaría como leyenda del rock. Con discos como Blizzard of Ozz, Diary of a Madman y éxitos globales como “Crazy Train” y “No More Tears”, su carrera se vio reconocida con múltiples premios, incluidos varios Grammys, y su ingreso en dos ocasiones al Salón de la Fama del Rock and Roll.
Durante los últimos años de su vida, Ozzy enfrentó numerosos problemas de salud. Diagnosticado con enfermedad de Parkinson desde al menos 2019 (conmocionante revelación pública en 2020), además de sufrir de enfisema y múltiples lesiones, su movilidad se vio cada vez más limitada. A pesar de esto, se mantuvo activo musicalmente hasta su último concierto y, en los últimos meses, se centró en su familia, conformada por su esposa Sharon y sus seis hijos.
Ozzy también trascendió la música. A principios de los años 2000, alcanzó notoriedad en la cultura popular global a través del exitoso reality show familiar The Osbournes, que retrató con franqueza su vida personal y le valió un premio Emmy. Además, su estilo sobrio y rebelde —como aquella famosa anécdota de haber mordido la cabeza de un murciélago en vivo— lo convirtió en una figura legendaria, venerada por fanáticos y criticada por sectores conservadores.
Su legado dejó una huella imborrable en la música: más de 50 años de carrera, más de 100 millones de discos vendidos, y la inspiración de múltiples generaciones de artistas.
La despedida en Villa Park fue más que un concierto: fue la clausura de una saga musical. El evento, denominado Back to the Beginning, reunió a una audiencia de 45 000 asistentes y recaudó fondos para obras benéficas. Ozzy, enfrentando valientemente los efectos de su padecimiento, entregó un cierre emotivo en el lugar que vio nacer a Black Sabbath.