Desde que Warren Buffett anunció su retiro como CEO de Berkshire Hathaway el 3 de mayo de 2025, el conglomerado ha experimentado una caída superior al 12% en el valor de sus acciones clase B. Este descenso ha resultado en un rendimiento acumulado en lo que va del año de apenas 4.5%, mientras que el índice S&P 500 ha registrado un aumento del 7% en el mismo período. Si la tendencia negativa persiste en julio, Berkshire Hathaway podría enfrentar su tercera caída mensual consecutiva, la cual sería la más prolongada desde junio de 2022.
La salida de Buffett ha erosionado lo que algunos analistas denominan la “prima Buffett”, un valor intangible asociado a la confianza del mercado en su liderazgo. Desde el anuncio de su retiro, el precio sobre valor contable de las acciones de Berkshire ha disminuido de 1.7 a 1.5
Aunque Buffett ha mantenido una perspectiva moderada respecto al rendimiento futuro de la empresa, indicando que solo puede ofrecer un rendimiento “ligeramente superior” al de una empresa estadounidense promedio, su legado ha sido notable. Desde que asumió el control en 1965, Berkshire Hathaway ha logrado una rentabilidad acumulada del 5,502,284% hasta 2024, superando ampliamente al S&P 500.
Actualmente, Berkshire Hathaway posee una capitalización de mercado de 1.02 billones de dólares y se mantiene como la undécima empresa más valiosa del mundo. Sin embargo, la transición de liderazgo plantea desafíos en un entorno de mercado que favorece activos más arriesgados y con mayor potencial de crecimiento. Greg Abel, sucesor designado de Buffett, enfrenta la tarea de redefinir la estrategia de capital de la empresa, incluyendo la consideración de dividendos y una gestión más activa de su significativa reserva de efectivo.
El retiro de Warren Buffett ha tenido un impacto inmediato en el desempeño de Berkshire Hathaway, reflejando la influencia de su liderazgo en la percepción del mercado. La empresa ahora se enfrenta a la tarea de adaptarse a un nuevo liderazgo y a un entorno económico en evolución.