Donald Trump realizó una visita poco común a la sede de la Reserva Federal (Fed), marcando el primer encuentro presidencial directo con la institución en casi dos décadas. La visita se produjo en medio de tensiones crecientes entre Trump y el presidente de la Fed, Jerome Powell, a quien el exmandatario había criticado duramente por la pauta monetaria adoptada y por los supuestos excesos en el millonario proyecto de remodelación de los edificios históricos del organismo.
Durante el recorrido por las obras, Trump denunció que el costo de la remodelación —estimado originalmente en 2 500 millones de dólares— había aumentado hasta 3 100 millones, aduciendo falta de responsabilidad o posible fraude. Powell, por su parte, desmintió esa cifra, aclarando que incluía gastos correspondientes a un edificio adicional —el “Martin Building”— cuya renovación se completó hace cinco años. Este intercambio público de cifras generó un momento tenso durante el recorrido, con Trump exhibiendo documentos a Powell y ambos debatiendo frente a cámaras.
A pesar de la confrontación, Trump declaró que no tenía planeado despedir a Powell por ahora: “Para hacer eso hay que ser muy importante, no creo que sea necesario”, afirmó, aunque insistió en la necesidad de que la Fed reduzca las tasas de interés. El exmandatario le recordó a Powell su papel principal: bajar tasas de forma significativa —ha exigido recortes de hasta tres puntos porcentuales, muy por debajo del rango actual de la Fed (4,25 %–4,50 %).
Expertos financieros y figuras de Wall Street reaccionaron con preocupación ante esta creciente presión política sobre la Fed. Dirigentes como Jamie Dimon (JPMorgan), Brian Moynihan (Bank of America) y David Solomon (Goldman Sachs) advirtieron que intervenir en la independencia del banco central podría desestabilizar los mercados, aumentar la inflación y erosionar la confianza en el dólar americano. Comparaciones con países como Turquía o Argentina ilustran los riesgos de políticas monetarias politizadas.
Desde el gobierno, algunas voces respaldan la posición de Trump, especialmente en cuanto a la revisión de gastos y posibles actos irregulares, mientras que otras advierten sobre el impacto negativo que tendría un conflicto abierto con la Fed. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y otros funcionarios han señalado que no hay planes inmediatos de relevar a Powell, aunque señalan la existencia de debates dentro del círculo presidencial.
La remodelación en cuestión había sido aprobada en 2017, pero la escalada de costos se explica por el alza en precios de materiales de construcción, tarifas arancelarias, trabajos de conservación histórica y medidas de seguridad —incluyendo ventanas a prueba de explosiones y mitigación de materiales tóxicos en el subsuelo cerca del National Mall. La construcción se proyecta para concluir en 2027, con ocupación prevista para marzo de 2028.
En este contexto, se anticipa que la reunión de política monetaria de la Fed, programada para la próxima semana, mantendrá las tasas sin cambios, aunque podría incorporar señales de futuras reducciones hacia septiembre. La visita de Trump, además de su fuerte carga simbólica, refuerza la percepción de intento de influir en una institución constitucionalmente diseñada para operar con autonomía.