Beijing / Washington D.C., 13 de octubre de 2025 — En un nuevo episodio de la rivalidad geopolítica entre las dos mayores economías del mundo, China ha endurecido sus controles sobre las exportaciones de minerales estratégicos y tierras raras, provocando una respuesta arancelaria significativa por parte de Estados Unidos.
China impone restricciones más severas
Según analistas, las recientes medidas del gobierno chino van más allá de los controles tradicionales. Ahora abarcan no sólo la exportación de los minerales, sino también los insumos, equipos tecnológicos, procesos de refinado y la mano de obra involucrada en su producción.
China añadió cinco nuevos elementos de tierras raras a su lista regulada, lo que implicaría mayores barreras para su comercio internacional.
La represalia estadounidense: aranceles y inversiones estratégicas
La reacción de Washington no se hizo esperar. El presidente Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 100 % sobre las importaciones provenientes de China, con vigencia a partir del 1 de noviembre.
El anuncio generó un fuerte movimiento en los mercados: las acciones de empresas mineras de tierras raras en Estados Unidos registraron alzas superiores al 25 %, mientras otras compañías relacionadas subieron entre 10 y 20 %.
Más allá de aranceles, Estados Unidos ha emprendido una estrategia de fortalecimiento interno:
- El banco JP Morgan anunció que invertirá hasta 10,000 millones de dólares en industrias consideradas vitales para la seguridad nacional, incluyendo los minerales estratégicos.
- El Departamento de Defensa planea almacenar minerales críticos por valor de 1,000 millones de dólares para asegurar el suministro en caso de interrupciones.
- En palabras del director ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, “ha quedado dolorosamente claro que Estados Unidos se ha permitido depender demasiado de fuentes poco fiables” para estos insumos esenciales.
Implicaciones geoeconómicas
El control de las tierras raras y minerales críticos se ha convertido en una palanca clave del poder nacional en la era de la tecnología avanzada, como semiconductores, energía limpia, baterías y defensa.
China ya domina gran parte del procesamiento y refinamiento de estos insumos a escala mundial, lo que le otorga una ventaja estratégica.
Estados Unidos, por su parte, busca diversificar su cadena de suministro, reactivar la minería doméstica y reducir su dependencia de cadenas globales vulnerables.
El riesgo es evidente: una escalada prolongada podría alterar cadenas industriales, encarecer costos tecnológicos y provocar consecuencias en la competencia global por innovación.