En un giro positivo para las finanzas públicas, el Gobierno de México ha presentado cifras de superávit fiscal, un logro que ha sido recibido con entusiasmo por los mercados y analistas. Sin embargo, expertos advierten que, a pesar de lo alentador del dato, su sostenibilidad depende de decisiones estructurales que aún están en debate.
¿Qué reportan los números?
Aunque no se han detallado públicamente los montos exactos, fuentes oficiales señalan que en los primeros meses del año se registró un superávit primario, es decir, que los ingresos del gobierno sin contar los pagos por intereses de deuda superan los gastos ordinarios. Según reportes económicos, se anticipa un superávit primario en torno al 0.5 % del PIB para 2026 .
Reacción de los analistas
Bienvenida generalizada: El superávit se interpreta como una señal de disciplina fiscal y un intento de retomar el control después de déficits históricos, cercanos al 5.9 % del PIB en 2024.
Confianza para inversionistas: Algunos comentaristas, como lo señala El País, resaltan que reducir gradualmente el déficit estimula la percepción de estabilidad macroeconómica .
Advertencias sobre su sostenibilidad
Recortes al gasto público
Para lograr este superávit, se han implementado reducciones en inversión, salud y educación durante 2025, algo que puede afectar el bienestar social a mediano y largo plazo.
Supuestos macroeconómicos optimistas
Proyecciones de crecimiento (hasta 2‑3 % del PIB) y mejora en recaudación tributaria podrían no cumplirse. Analistas advierten que si estas expectativas fallan, el superávit podría revertirse.
Pasivos ocultos y deuda
Expertos apuntan que el superávit podría estar “ocultando pasivos crecientes”, incluyendo compromisos contingentes que no se reflejan en cifras oficiales.
Necesidad de un marco institucional sólido
Diversos estudios del BBVA y el ITAM señalan que México carece de reglas presupuestales automáticas y de horizonte multi‑anual para garantizar que el superávit sea sostenido en futuras administraciones.
Perspectiva: ¿es todo positivo?
El pronóstico oficial proyecta una reducción del déficit a 3.9 % del PIB en 2025, con miras a un superávit primario en 2026. Sin embargo, el equilibrio depende de:
Consolidar recortes sin afectar servicios públicos esenciales.
Cumplir con crecimiento económico moderado pero realista.
Fortalecer mecanismos de transparencia y responsabilidad fiscal a largo plazo.
El superávit fiscal representa un paso importante hacia la estabilidad financiera de México. No obstante, su validez dependerá de la persistencia de dichos ajustes, la evolución real del entorno económico y la implementación de reformas que permitan mantener este equilibrio más allá del corto plazo.