Petra Armenta Ramírez
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Emiliano Ceballos Avila
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A medida que se aproximan las elecciones del 1 de junio, múltiples desafíos se manifiestan de manera importante en la sociedad mexicana. En lo que será uno de los procesos electorales con mayor trascendencia en la historia de nuestro país, la seguridad de los candidatos y de la ciudadanía representan nuevamente, uno de los principales cuestionamientos hacia nuestras autoridades.
Durante los últimos años, hemos sido testigos de un aumento significativo en la violencia ejercida durante los periodos electorales, recientemente, en las elecciones de 2024, la “Consultora Integralia” registró el asesinato de al menos 34 aspirantes, precandidatos y candidatos, destacando a las entidades federativas de Chiapas, Guerrero y Michoacán como las más violentas. Así mismo, sus estadísticas refieren a la presencia de 316 agresiones, que constan de secuestros, desapariciones, amenazas y atentados con armas de fuego.
El constante crecimiento y expansión del crimen organizado, a lo largo de distintas regiones del país,ha generado un entorno de inestabilidad y temor en la ciudadanía, mediante diversos mecanismos, suinvolucramiento en los procesos electorales ha dificultado la posibilidad de llevar a cabo votacioneslibres.
La participación de las instituciones de seguridad y de los órganos electorales, resultará fundamental para el libre desarrollo de las próximas elecciones. A pesar de que se cuenta con la posibilidad de brindar proteccióna los candidatos electorales, no representa una garantía de seguridad para los participantes, lo que pone en tela de juicio la capacidad de llevar a cabo un ejercicio democrático, sin la influencia de factores externos a la voluntad ciudadana.
Si bien, la mayoría de las veces, el debate se centra en la seguridad de los contendientes, no se profundiza en como garantizar el voto libre y secreto de la ciudadanía, frente a la gran crisis de inseguridad que atraviesa el país.
De no afrontar los grandes desafíos anteriormente planteados, los mexicanos nos enfrentamos a la posibilidad de una jornada electoral donde el temor, la manipulación y el voto vulnerable sean los retos de la futura elección.