Durante su primera visita oficial a Canadá como monarca, el rey Carlos III expresó su apoyo a un Canadá “fuerte y libre”, en medio de tensiones con Estados Unidos debido a las declaraciones del presidente Donald Trump sobre una posible anexión. Aunque evitó mencionar directamente a Trump, el rey instó al Parlamento canadiense a defender los valores democráticos y la soberanía nacional. Esta visita marcó un hito al ser la primera vez en 48 años que un monarca británico lee el Discurso del Trono, detallando las prioridades del nuevo gobierno liberal liderado por Mark Carney.
La visita se produce en un contexto de crecientes tensiones entre Canadá y Estados Unidos, alimentadas por las amenazas de Trump de convertir a Canadá en el “Estado 51” de la Unión Americana. Estas tensiones se han intensificado con la imposición de aranceles por parte de Trump a las importaciones canadienses y las represalias comerciales de Canadá.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, ha rechazado firmemente la idea de convertir a Canadá en un nuevo estado estadounidense, afirmando que su país “no está en venta y nunca lo estará”. En respuesta a las amenazas de Trump, Canadá ha buscado reforzar sus relaciones con Europa y diversificar sus relaciones comerciales y de seguridad, demasiado centradas en Estados Unidos.
La visita de Carlos III subraya el respaldo simbólico del Reino Unido a Canadá frente a posibles intentos de anexión y reafirma la relación histórica entre ambos países. El monarca también destacó objetivos económicos clave como la transición energética, el comercio y la inversión. A pesar del respaldo popular limitado, la visita reafirmó la relación histórica entre ambos países.
