

Correr
Desde los primeros homínidos, desplazarse siempre fue algo natural. Se hizo necesario realizarlo más rápido, cuando los humanos empezaron a cazar mamíferos terrestres grandes. El objetivo era alcanzar al animal para cazarlo, o en su caso, correr lo más rápido posible para no ser atrapado y devorado. En todo caso, el moverse rápido fue imperativo desde que los individuos eran nómadas.
El nacimiento de la agricultura vino a cambiar todo, debido a que con la creación de las ciudades, los humanos se volvieron sedentarios y fue menos necesario desplazarse. El dominio de las técnicas para sembrar y cosechar facilitó la vida de las personas, sin embargo nos quitó la movilidad que habíamos tenido desde siempre.
En la antigua Grecia se empezaron a realizar los primeros juegos deportivos organizados, llamados Juegos Olímpicos. En ellos competían ciudadanos varones de las ciudades-Estado griegas en honor a Zeus. Los Juegos Olímpicos se realizaban cada cuatro años, desde el siglo octavo antes de cristo hasta el tercero después de cristo, cuando el imperio romano adoptó el catolicismo. En dichos juegos también se corría, aunque en este caso ya no era para cazar o no ser cazado, sino por la gloría de ganarles a otros atletas. En este punto, podemos notar que el desplazarse rápido pasó de ser una necesidad innata del ser humano, a una forma de distinguirse de los demás, en donde el ego fue encontrando cabida.
A finales del siglo XIX se empiezan a organizar los primeros Juegos Olímpicos modernos, posterior a eso, durante todo el siglo XX se desarrollaron grandes eventos de atletismo en todo el planeta, pero sobre todo en Europea. En la actualidad es muy famosa la Golden League, donde concurren los atletas élite de todo el mundo, patrocinados por marcas deportivas: empresas multinacionales que tienen ventas alrededor del planeta. Son años de esfuerzo de los atletas que participan en dichas justas deportivas, además de una gran cantidad de kilómetros recorridos. Lo anterior es una mezcla de un enorme esfuerzo atlético con los intereses de empresas transnacionales que buscan posicionar sus productos a escala global.
El correr en su origen fue una necesidad del ser humano, mientras que en la actualidad dicha actividad se ha vuelto híper-meritocrática, donde los intereses económicos tienen un papel fundamental, sin embargo, la esencia es la misma, se corre en solitario, y aunque ahora la ciencia tiene una influencia cada vez mayor, al final el atleta se encuentra solo en la pista tratando de llegar primero.
Desplazamientos sincronizados de brazos y piernas ahora son un deporte, sin embargo en el fondo el objetivo es el mismo: alcanzar al que va más adelante, llegar antes que él. Sin embargo, no importa si llegas antes o después, lo trascedente es estar presente en el momento de cada respiración, de cada brazada y zancada, pero aún más es sentir la libertad de recorrer un trayecto con la conciencia de que cada vez se puede ser mejor, pero a la vez, se puede llegar atrás sin perder el ánimo de seguir adelante.
Finalmente, el ego se ha ido introduciendo en una actividad que nació inherente al ser humano, como es el correr. Una forma de glorificarla es considerar que aunque se compite con el resto de atletas, en su esencia es lo mismo que hace miles de años: correr, correr y más correr, no solo para llegar primero, sino por el conocimiento de realizar una acción que implica la coordinación de varios músculos, el uso del cerebro y lo más importante, la posibilidad de articular nuestro cuerpo de forma consciente..
Edgar Saucedo Acosta
Profesor universitario, practicante de yoga, vegetariano, padre de dos hijas.