Xalapa, Ver., 25 de mayo de 2025.
En Veracruz, el ahorro formal sigue siendo una práctica limitada para una gran parte de la población. De acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, más del 40% de los veracruzanos no tiene una cuenta de ahorro en ninguna institución financiera formal, como bancos, cajas de ahorro reguladas o fintechs.
La cifra posiciona al estado por debajo del promedio nacional, y evidencia una persistente brecha en la inclusión financiera de millones de personas que aún dependen del ahorro informal —guardar dinero en casa, tandas o préstamos entre familiares— sin ningún tipo de respaldo, interés o protección ante emergencias.
El trabajo informal, un obstáculo estructural
En Veracruz, alrededor del 60% de la población ocupada se encuentra en el sector informal, según el INEGI. Esto significa que millones de personas trabajan sin prestaciones, sin acceso a sistemas formales de crédito ni productos financieros básicos.
Sin una fuente de ingreso regular o comprobable, muchas personas enfrentan restricciones para abrir cuentas, acceder a productos de inversión o incluso generar historial crediticio. Esta situación perpetúa un círculo de exclusión financiera.
Ahorro informal, ¿riesgo o solución temporal?
Si bien el ahorro informal cumple una función inmediata —sobre todo en comunidades rurales—, su fragilidad es alta. No ofrece rendimiento, no está asegurado, y puede perderse ante cualquier emergencia o gasto inesperado. Además, dificulta la planificación a mediano y largo plazo.
Especialistas advierten que depender únicamente del ahorro informal debilita la capacidad de las familias para acceder a financiamiento, afrontar crisis económicas o pensar en la jubilación.
¿Qué se está haciendo al respecto?
El gobierno federal ha impulsado políticas como la expansión del Banco del Bienestar y programas sociales con depósito directo en cuentas bancarias. Sin embargo, en zonas rurales y periurbanas de Veracruz la infraestructura financiera sigue siendo limitada.
Además, la educación financiera no ha permeado de forma generalizada. Muchas personas desconocen cómo funcionan las cuentas de ahorro, qué beneficios ofrecen o qué derechos tienen como usuarios de servicios financieros.
¿Qué se necesita?
Para cerrar la brecha en el acceso al ahorro formal, los expertos proponen:
- Educación financiera desde edades tempranas, en escuelas públicas y centros comunitarios.
- Apertura de cuentas sin comisiones para sectores con ingresos bajos o variables.
- Más sucursales, cajeros y servicios móviles en zonas donde hoy no hay cobertura bancaria.
- Campañas culturales que vinculen el ahorro con metas personales, más allá del sistema financiero tradicional.
En un estado con alto potencial económico pero también grandes desigualdades, impulsar el ahorro formal no es solo una tarea financiera, sino una herramienta clave para el desarrollo social. Mientras más veracruzanos logren ahorrar dentro del sistema formal, mayor será su capacidad de crecer, emprender y resistir crisis.