Edgar Sandoval Pérez
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En 2025, la seguridad pública sigue siendo un factor determinante para el desarrollo económico de México. La persistente violencia y criminalidad no solo afectan la percepción internacional del país, sino que también tienen impactos directos en sectores clave de la economía.
La producción agrícola enfrenta desafíos significativos. La inseguridad en zonas rurales ha contribuido a una disminución en la producción de maíz blanco, con una caída estimada del 5.6% en 2025, llevando al país a importar un récord de 25.8 millones de toneladas, principalmente de Estados Unidos. Además, la reaparición del gusano barrenador ha provocado la suspensión temporal de importaciones de ganado mexicano por parte de EE. UU., afectando las exportaciones y generando tensiones comerciales.
El turismo, que es vital para muchas regiones, también sufre las consecuencias de la inseguridad. Eventos como el Acamoto 2025 en Acapulco, que resultó en al menos ocho muertos y numerosos heridos, han dañado la imagen de destinos turísticos clave .Además, la participación de México en el turismo estadounidense por vía aérea ha disminuido, pasando del 34.8% en 2021 al 19% en 2024, su nivel más bajo desde 2019 .
La inseguridad también afecta la economía en general. Las Afores registraron minusvalías por 31,674 millones de pesos en abril de 2025, atribuibles en parte a la volatilidad de los mercados y la política arancelaria de EE.UU. Además, la percepción de inseguridad ha aumentado, con una media de 2.6 asesinatos diarios en Ciudad de México en 2025, lo que evidencia que la violencia no se limita a zonas rurales o específicas.
La seguridad no es solo una cuestión de orden público; es esencial para el desarrollo económico sostenible. Sin un entorno seguro, la inversión se retrae, la producción disminuye y sectores clave como el turismo y la agricultura sufren. Es imperativo que las políticas públicas prioricen la seguridad como un componente integral del crecimiento económico.