El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una nueva proclamación que prohíbe la entrada al país de ciudadanos de 12 naciones, incluyendo Afganistán, Irán, Somalia y Haití, argumentando razones de seguridad nacional. La medida, que entrará en vigor el 9 de junio, también impone restricciones parciales a ciudadanos de otros siete países, como Cuba y Venezuela.
La administración Trump justificó esta acción citando deficiencias en los protocolos de verificación de antecedentes y la falta de cooperación en la repatriación de ciudadanos por parte de los países afectados. Además, se mencionó un reciente ataque en Boulder, Colorado, como catalizador de la decisión, aunque el país de origen del atacante no figura entre los vetados.
La proclamación incluye excepciones para residentes legales permanentes, personas con doble nacionalidad que utilicen pasaportes de países no vetados, atletas que participen en eventos internacionales y familiares directos de ciudadanos estadounidenses.
La medida ha generado críticas por parte de defensores de los derechos civiles y organizaciones de inmigrantes, quienes la califican de discriminatoria y políticamente motivada. Se anticipan desafíos legales similares a los que enfrentaron prohibiciones de viaje anteriores durante el primer mandato de Trump.
Este nuevo veto migratorio marca una intensificación de las políticas de inmigración restrictivas de la administración Trump, con implicaciones significativas para las relaciones internacionales y la movilidad global.