El presidente Donald Trump y el empresario Elon Musk protagonizaron este jueves un enfrentamiento público marcado por duras acusaciones y amenazas tras la ruptura de la hasta hace poco sólida alianza entre la Casa Blanca y el dueño de Tesla y SpaceX. La disputa estalló cuando Musk calificó de “abominación repugnante” el nuevo plan fiscal de Trump, que elimina incentivos para vehículos eléctricos y recorta impuestos a la industria petrolera. En represalia, el mandatario amenazó con cancelar todos los contratos gubernamentales con las empresas de Musk, incluyendo los millonarios convenios de SpaceX, Tesla y Starlink con agencias federales.
En respuesta a las amenazas, Musk acusó al presidente de aparecer en documentos vinculados a Jeffrey Epstein, insinuando que esos papeles permanecen ocultos por esa razón. “Trump está en la ‘lista Epstein’”, afirmó el magnate en un mensaje a través de su red social X, lo que marcó un punto de quiebre definitivo en su relación con el jefe de Estado. Esa acusación ha sido considerada por analistas como una de las más explosivas hasta la fecha, al conectar al presidente con el escándalo de abuso sexual que envolvió a Epstein.
El cruce de acusaciones provocó una reacción inmediata en los mercados: las acciones de Tesla se desplomaron alrededor de un 14 % tras anunciar Trump su intención de rescindir contratos oficiales con la compañía. Asimismo, los títulos de Trump Media cayeron más del 8 % después de que Musk cuestionara la legalidad del proyecto fiscal y su repercusión en el déficit público. La brusca caída en Bolsa refleja la incertidumbre sobre el futuro de proyectos clave, como el contrato de 5 900 millones de dólares que SpaceX mantiene con la Fuerza Espacial de Estados Unidos.
Este distanciamiento resulta sorprendente, pues hace apenas meses Musk ocupó el cargo de director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en la Administración Trump, participando activamente en la reducción de gastos y personal en varias dependencias federales. Sin embargo, el choque por la eliminación de créditos fiscales para energías limpias y la consiguiente tensión política dejó al descubierto diferencias insalvables entre ambos. Musk, que había sido presentado como “un genio” por Trump para liderar ajustes presupuestarios, ahora critica la falta de visión del gobierno en materia ambiental y fiscal.
La escalada de esta disputa abre interrogantes sobre la estabilidad de los nexos entre el Poder Ejecutivo y grandes empresarios tecnológicos. Analistas coinciden en que, si bien Musk fue clave para la estrategia de recortes del presidente, sus recientes ataques podrían influir en el rumbo de futuros contratos públicos y en la percepción internacional sobre la política económica de la Casa Blanca. De momento, el Gobierno federal y el sector privado observan atentos los próximos movimientos de uno y otro, ya que las ramificaciones de este conflicto podrían extenderse a sectores como la energía renovable, la defensa y la exploración espacial.