El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario chino, Xi Jinping, mantuvieron una conversación telefónica de alrededor de 90 minutos, su primer contacto directo desde el inicio de la guerra arancelaria, con un resultado calificado como “muy positivo” .
En el diálogo, ambos líderes convinieron reanudar las negociaciones comerciales, especialmente orientadas a disipar tensiones sobre los aranceles bilaterales. Asimismo, se abordó el intercambio de minerales críticos, vitales para sectores estratégicos como el automotriz, y China pidió el levantamiento de medidas restrictivas impuestas por EE. UU. Xi también instó a Trump a “evitar provocaciones” respecto a Taiwán.
Las dos potencias acordaron que equipos técnicos se reunirán en Londres el 9 de junio, donde altos funcionarios estadounidenses encabezados por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dialogarán con sus contrapartes chinas.
Aunque la llamada reconstruyó puentes diplomáticos —incluido el intercambio de invitaciones para visitas de estado—, persisten líneas rojas editoriales: propiedad intelectual, controles a exportaciones, investigación militar y políticas relacionadas con Taiwán.
Los mercados reaccionaron con cierta cautela. El índice S&P 500 se mantuvo estable, reflejando el delicado equilibrio entre las expectativas de acercamiento y el temor por eventuales nuevos obstáculos en el comercio global.
