El presidente estadounidense, Donald Trump, respaldó la decisión de su administración de impedir que la Universidad de Harvard inscriba a estudiantes extranjeros, argumentando que muchos provienen de países que no contribuyen económicamente a su educación y que la universidad no es transparente al respecto. Esta medida, implementada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha sido suspendida temporalmente por una jueza federal hasta una audiencia preliminar programada para el 29 de mayo. Harvard ha demandado al gobierno, calificando la acción de ilegal y alegando que pone en riesgo el futuro de miles de estudiantes internacionales. La administración Trump ha congelado fondos federales y amenazado con revocar el estatus de exención de impuestos de la universidad. El conflicto refleja tensiones más amplias sobre inmigración, diversidad en los campus y la autonomía académica.
