Más de 217 millones de pesos destinará este año la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) para producir más alimentos en el campo veracruzano, como parte del Programa Nacional Hídrico.
La finalidad de estos recursos es la conservación, mantenimiento y creación de obras para irrigar el campo; la prioridad son las comunidades rurales, con un campo más productivo, acceso equitativo al agua, infraestructura sólida y productores capacitados y organizados.
Es reflejo de una alianza sólida entre quienes cultivan la tierra, quienes diseñan las políticas públicas y quienes desde los tres órdenes de gobierno trabajan para asegurar que el agua llegue a donde más se necesita.
El Plan Hídrico elaborado por el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum busca asegurar el agua para todos, hacer uso eficiente del vital líquido y apoyar con tecnificación el campo.
La entidad cuenta con cuatro distritos de riego, cuatro de temporal tecnificado y casi mil 900 unidades, que, en conjunto, suman casi medio millón de hectáreas de cultivos, casi tres veces la superficie de la Ciudad de México.
El acto estuvo encabezado por autoridades del Organismo de Cuenca Golfo-Centro de CONAGUA, y en representación de la gobernadora Rocío Nahle García, asistió el titular de la Comisión del Agua del Estado de Veracruz, Luis Fernando Cervantes Cruz, así como el secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca, Rodrigo Calderón Salas.
Impactos Económicos del Programa Hídrico en Veracruz
Aumento de la productividad agrícola
Riego eficiente = mayor rendimiento por hectárea
Las inversiones en conservación, mantenimiento y tecnificación del riego permiten un uso más constante y eficiente del agua, lo que mejora la calidad y cantidad de los cultivos.
Esto puede traducirse en más ingresos para los productores, y mayor oferta de alimentos para los mercados regionales y nacionales.
Reducción de riesgos climáticos
En un entorno de sequías crecientes y lluvias irregulares, infraestructura de riego reduce la dependencia del temporal.
Esto protege la inversión agrícola y mejora la resiliencia ante el cambio climático, lo cual es clave para comunidades rurales vulnerables.
Generación de empleos directos e indirectos
La construcción, rehabilitación y operación de infraestructura hídrica genera empleo en zonas rurales.
Además, al aumentar la producción agrícola, se crean oportunidades en agroindustria, transporte, comercialización y servicios agrícolas.