la desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB) de México impacta directamente las finanzas públicas, poniendo en peligro parte del gasto social.
Principales datos del reporte:
La Secretaría de Hacienda esperaba un crecimiento del PIB entre 1.5 % y 2.3 %, con un estimado puntual en 1.9 %. En cambio, la OCDE proyecta apenas 0.4 %, lo que significa una diferencia de 1.5 puntos porcentuales.
Esa brecha equivale a un faltante en la recaudación tributaria no petrolera de 76 350 millones de pesos, considerando que cada punto porcentual del PIB representa aproximadamente 50 900 millones.
Riesgos identificados
Al caer la actividad económica, también disminuyen los ingresos por IVA, ISR e IEPS, reduciendo directamente los ingresos públicos. Frente a menores recursos, Hacienda enfrentará decisiones difíciles: recortar gasto en programas sociales o endeudarse más. La menor recaudación, junto al gasto constante en deuda, pensiones y transferencias, elevan el déficit.
Efecto “círculo vicioso”
Los analistas advierten que recortar el gasto puede agravar la desaceleración económica, al reducir la demanda agregada y complicar aún más los ingresos públicos .
También se muestra un estancamiento en sectores clave: manufacturas, construcción e inversión pública están débiles, mientras que el consumo y las exportaciones no mejoran.
¿Qué sigue?
Evaluación de ajuste presupuestario: bancos centrales y hacienda revisarán previsiones, ajustando fondeo, deuda o gasto.
Disciplina fiscal vs estímulo económico: el gobierno enfrenta el dilema de recortar programas sociales o aumentar deuda.
Monitoreo de la OCDE y otras instituciones: sus revisiones podrían presionar cambios en las metas oficiales.